Lo primero que tengo que decir del hotel Solar das Lajes es que no entiendo por qué no tiene mejor puntuación en Booking. Me parece increíble que no llegue al 8 cuando debería estar rozando el 10. No es un hotel tradicional, con sus habitaciones una pegada a la otra. A lo mejor es la independencia de cada uno de los apartamentos lo que no le llega a gustar a la gente… No sé, pero a mi ¡me encantó!
Más que un hotel es como un caserón perfectamente organizado y, como dirían en Brasil, ‘chic demais’. Es como una mansión grande y bien distribuida en la que cada huésped tiene su espacio. Me dio una seguridad increíble. Dejé mi ventana abierta varias veces mientras hacía fotos y vídeos… sin ningún temor. Se respira clase por los cuatro costados. Es excelente, en serio.

Tiene posiblemente las mejores vistas de Ouro Preto. Yo llegué por la noche (por eso algunas de las fotos tienen una luz un poco rara. Por el día es muchísimo mejor). Cuando abrí la ventana y vi toda la ciudad con sus montañas y sus iglesias del siglo XVIII casi me da un vuelco al corazón. ¡Parecía una postal!
Las habitaciones en sí son muy grandes. La mía tenía una cama de matrimonio y otra individual al lado, un baño reluciente, una televisión de plasma perfecta y con todos los canales (en Brasil si no tienes TV por cable, no ves casi nada). Pude seguir los acontecimientos políticos al detalle. Es de agradecer…

El desayuno es increíble. He estado en muchos hoteles en diferentes zonas de Brasil, pero diría que este es el más completo y variado. Por algo dicen que la comida mineira es la mejor del país… Hice incluso un vídeo para YouTube con la encargada, para que me explicara qué era cada cosa porque por mi misma era incapaz de descubrirlo.
Solamente por el desayuno vale la pena volver a este lindo hotel de Ouro Preto. Tenían un montón de dulces y salados, zumos de varios tipos e incluso la posibilidad de huevos revueltos y varias comidas calientes que por lo visto ponen cuando el hotel está más lleno. Yo fui en temporada baja.
Dando una vuelta por todas las estancias descubrí que tienen una sala de reuniones en la parte de abajo, cerca de la piscina. Un lujazo la piscina, por cierto… te tumbas a tomar el sol contemplando un paisaje de película. Ahora me acuerdo y me dan ganas de volver para sentir todas esas sensaciones. Cada detalle me encantó. Por ejemplo, aunque parezca una tontería: las ventanas son geniales. Con su cortinilla blanca bordada… muy bonitas.

En el jardín hay una zona bastante grande para que los niños jueguen. Tienen hasta un caballo que parece de verdad y columpios. Me imagino que quienes vayan con sus hijos tienen que estar encantados porque menudo lujo de parque :)
En cuanto a la zona, el hotel está a 5 minutos caminando de la plaza principal de Ouro Preto, la plaza de Tiradentes. Solo hay que bajar una calle y llegas fácilmente y sin peligro.
Repito otra vez, porque me parece lo más importante, que este hotel no tiene la valoración que merecería en Internet. Puede ser que sus fotos no sean lo suficientemente buenas o que el día que las hicieron estaba nublado, pero yo estuve allí dos días y fueron espectaculares. Además, el trato de absolutamente todos los trabajadores, por lo menos con los que yo me crucé, fue excelente.
Volvería con los ojos no cerrados, pegados con super glue:D
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Dirección: Rua Conselheiro Quintiliano Ramos, 604
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