Normalmente cuando Embratur me envía una nota de prensa, más o menos unas seis veces al día, leo el asunto rápido y la elimino. La archivo, en el mejor de los casos. Pero hoy me ha mandado algo interesante. «Jericoacoara está entre os 15 destinos mais legais para se visitar em 2018», decía, haciéndose eco de un ranking publicado en la revista Forbes.
Pero no voy a copiar a Forbes, entre otras cosas porque los otros 14 lugares no tienen nada que ver con Brasil. Solo voy a usar su pie para hacer el resto. Como en el 1, 2, 3. ¿Conocéis este programa? Decían la primera opción y los concursantes tenían que seguir usando la letra o la palabra que pronunciaba la presentadora. Era así: «1, 2, 3, responda otra vez» y ellos repondían. Ahgg.. yo era muy niña :D
Pues sí, tengo muchas ganas de conocer Jericoacoara. No porque lo diga Forbes sino porque realmente es uno de los sitios más interesantes para descubrir en Brasil. Le cogí un poco de miedo con la historia de la turista italiana que asesinaron allí, pero pasado un tiempo y habiendo vivido situaciones similares (cuando fui a Ilha Grande mataron a una chica mientras hacía una trilha con su novio) ya no cambio de idea estos sucesos. Lo que tenga que pasarte te pasará estés donde estés.
Y no es precisamente Jijoca de Jericoacoara, que así se llama el pueblo, uno de los sitios en los que los índices de criminalidad sean más altos. Hace 20 años era una villa de pescadores que no tenía ni calles asfaltadas ni electricidad. Hoy se ha convertido en un rincón de moda, como el Búzios del nordeste pero más auténtico. Cuando digo auténtico pienso en el camino hasta llegar ahí.
La mayoría de la gente va a Fortaleza, capital del estado de Ceará, y coge un autobús. Me paro a leer cómo narices llega el autobús hasta el parque natural de Jericoacoara si es como un desierto. ¡Está rodeado de dunas! Pues fácil. La última hora de camino hay que hacerla en 4×4. ¡Qué emocionante! ¡Me encanta! ¡Ya me estoy viendo allí! :D

También se puede ir en avión porque este año han abierto un pequeño aeropuerto a 30 km de distancia. Pero vamos… no es lo mismo. A mi lo que no sea pringarse no me gusta. Tiene mucho más encanto ir en autobús, ver los caminos, conocer a la gente, cambiarte en mitad del trayecto a un 4×4, que te llenes de arena por todos lados, que sudes… ¡¿Dónde va a parar?!
Un oasis entre dunas de arena blanca con una temperatura mínima de 25 grados y una máxima de 31 aproximadamente. Todo el año así. Y el agua, cálida. Nada que ver con Rio de Janeiro, que luego la gente va y se lleva un chasco porque está muy fría. Así es. Salvo en verano, en Rio el agua está muy, muy, muy fría. El Nordeste ya es otra cosa… Apuesta segura para principiantes y para los que no también.
Pero además de ‘Jeri’, que así lo llaman cariñosamente, hay más sitios espectaculares en Brasil que me gustaría conocer lo antes posible. Si yo no puedo, podéis hacerlo vosotros y luego me contáis ;) Ahí va mi lista de deseos (Reyes Magos, ¡estoy aquí!) Ya sé que Bahia está por delante de todo. Me encanta. Lo siento:
1. PORTO DE GALINHAS (PERNAMBUCO)
He perdido la cuenta de las veces que me han dicho: «Tienes que conocer Porto de Galinhas». Estuve a punto de ir en el último viaje pero un trabajo se alargó más de lo previsto y los vuelos ya estaban demasiado caros. Por eso acabé yendo a Ilhabela (São Paulo) que también está muy bien.
Porto de Galinhas se encuentra en el municipio de Ipojuca, a 70 kilómetros de Recife. La mayoría de los turistas van atraídos por las playas y los acuarios naturales. Es un pueblo de calles estrechas, tranquilo a pesar de ser turístico, con una rica artesanía. A una hora en coche está una de las playas más famosas de Brasil, praia dos Carneiros.

2. LENÇÓIS MARANHAENSES (MARANHÃO)
Si hiciese un sondeo entre los españoles, el 99,9% no tendría ni idea de que existe un desierto kilométrico de dunas blancas que se mezclan con lagos de agua dulce en Brasil. Todo eso en un Parque Natural al norte del estado de Maranhão. Para acceder hay que ir con el apoyo de empresas de turismo (acreditadas, ojo con esto).
Una vez dentro solo puedes moverte en jeep, en barco y, por supuesto, caminando. Las lagunas más famosas son la Azul y la Bonita. A esta última se llega escalando una duna de 40 metros. ¡Qué chulada!
3. IMBITUBA (SANTA CATARINA)
Imbituba es una pequeña ciudad de algo más de 40.000 habitantes situada al sur de Brasil, en el estado de Santa Catarina. Podría haber destacado aquí Florianópolis porque todavía no la conozco pero es demasiado famosa como para formar parte de este tema así que nos vamos a explorar :)
A 23 km del centro de Imbituba está una de las playas de las que más he oído hablar, la praia do Rosa. Hace unos años era el punto preferido de los surferos más underground. Ahora se ha llenado de posadas, restaurantes, bares, hoteles, pero mantiene su encanto natural.
Además de la praia do Rosa hay otras para todo tipo de viajeros, incluidas familias con niños. Además, no está muy lejos de Florianópolis, solo una hora y cuarto de carretera. Da para conocer los dos sitios en el mismo viaje. ¿Para qué elegir? :D

4. CHAPADA DIAMANTINA (BAHÍA)
Las playas están muy bien pero hay otras cosas. Me encantaría pasar unos meses recorriendo el Brasil interior, el sertão, ver los paisajes más agrestes, conocer las historias de la gente rural brasileña. ¡Buah! Quién sabe un día… Además de hacer eso hay algunas chapadas que puedes visitar para cambiar un poco de tercio.
Chapada. ¿Qué es chapada? Es una formación rocosa de tamaño elevado con una parte plana en la zona superior que se forma debido a la erosión. La más grande de Brasil es la Chapada Diamantina. Rodeada de cascadas, grutas y valles que forman el Parque Nacional del mismo nombre. Está considerado uno de los destinos más bonitos de Brasil.
Los dos puntos imprescindibles son el Morro do Pai Inácio que con sus 1.200 metros de altitud permite observar la mejor vista panorámica de la zona, y la cachoeira da Fumaça, la segunda mayor de Brasil con 340 metros de caída.
Hay varias poblaciones alrededor para alojarse. Las más conocidas y en las que encontrarás agencias de turismo para hacer todas las actividades, son Lençóis, Mucugê, Andaraí y Vale do Capão.
5. UBATUBA (SÃO PAULO)
He elegido Ubatuba por poner alguna de las ciudades del litoral norte de São Paulo. Solo conozco Ilhabela y cuando fui no tuve tiempo de hacer un tour más profundo por esa zona, pero lo haré en algún momento de mi vida. ¡Lo prometo!
Ubatuba tiene 102 playas distribuidas en más de 100 kilómetros de costa. Además se pueden hacer trilhas y descubrir cascadas. Atravesando el Parque Estadual da Serra do Mar encontrarás playas desiertas, ríos y ruinas. Todo entre la vegetación de la mata atlántica. Además de todo eso, la infraestructura de la ciudad es buena y hay bastantes bares, restaurantes, discotecas…
São Paulo está a tres horas y media de coche. Una buena opción es ir a Paraty y desde allí a Ubatuba y a otras ciudades próximas. Si vas a Ubatuba y no conoces Paraty, ¡ve! Es una de las ciudades más visitadas e históricas de Brasil, en el estado de Rio de Janeiro.

6. BONITO (MATO GROSSO DO SUL)
Imagina ríos de aguas azul y verde transparentes, limpias, cálidas, repletas de peces de un montón de especies. Los rodean grutas y cavernas. A cada paso una cascada diferente, una flora y una fauna espectaculares. Gente feliz, respirando vida. Deporte al aire libre. Eso es Bonito, una pequeña ciudad que no alcanza los 20.000 habitantes pero que recibe miles de turistas cada año, sobre todo después de haber sido galardonada en 2014 como buque insignia del turismo responsable a nivel mundial.
Puedes practicar buceo, stand up paddle, senderismo, arborismo, hípica, piragüismo, rápel… Dudo que tengas tiempo suficiente para practicar todas las actividades que Bonito ofrece. Además, en el pueblo hay un acuario y puedes conocer a fondo cada una de las especies que te encontrarás en las excursiones.
8. TRANCOSO (BAHIA)
Cuando terminaron los Juegos Olímpicos de Rio 2016 y me quedaba más de un mes en Brasil para hacer contenidos en el blog pensé: «Si encuentro una casa para mi sola me quedo en Rio, si no me voy a Trancoso y alquilo una choza de madera o lo que sea. ¡Me lo merezco!»
Al final encontré un ‘conjugado’, enano pero tranquilo, y me quedé en Rio, pero también sentí frustración por no cumplir mi sueño del momento que era pasar una temporada en Trancoso.
Ahora se ha puesto de moda y está plagado de famosos cada vez que hay una fiesta importante, pero no siempre fue así. Este pedazo de paraíso, protegido por la UNESCO, lo descubrieron los hippies en los años 70. Mantiene el centro de la villa como cualquier otro de los pueblos del sur bahiano. Con su iglesia, sus casas de estilo colonial, sus tiendas, su campo de fútbol… la única diferencia es que se han multiplicado las posadas de lujo.

7. MARAGOGI (ALAGOAS)
Di paraíso, cierra los ojos, cuenta hasta hastra tres… MA-RA-GO-GI. Una pequeña ciudad de algo más de 26.000 habitantes que deslumbra por sus playas de agua turquesa cristalina, sus piscinas naturales, arrecifes de coral, y cocoteros además de su agradable clima (verano todo el año) y su rica gastronomía.
Uno de los destinos más atractivos del nordeste de Brasil y no tan explotados por el turismo internacional como otros. A pesar de eso cuenta con una buena infraestructura para recibir a los visitantes que llegan interesados por comprobar in situ si es verdad esa fama de Caribe brasileño que tiene no solo Maragogi sino todo el estado de Alagoas.
9. NATAL (RIO GRANDE DO NORTE)
Natal no es tan desconocida para los amantes de los viajes, pero sí para los españoles que todavía no conocen Brasil. Se encuentra en el nordeste, concretamente en el estado de Rio Grande do Norte. Dicen que es la ciudad donde más sol hay en todo el año así que es otra de las apuestas seguras en cualquier estación.
Famosa por las dunas de arena y sus extensas playas. La más buscada es Ponta Negra donde se encuentra el Morro do Careca, una colina de arena de más de 100 metros de alturas. Para protegerla se prohibió subir así que aunque tengas unas ganas enormes de ver la ciudad desde allí, no podrás hacerlo. Lo que sí puedes hacer es pasear en buggy, una de las actividades imprescindibles en Natal.

10. DESIERTO DE JALAPÃO (TOCANTINS)
En realidad se llama Parque Estadual de Jalapão. Es desconocido entre los propios brasileños por ser un lugar salvaje y de difícil acceso. Sin embargo, es uno de los puntos más bellos e impresionantes del cerrado brasileño, una ecorregión de sabana tropical que va de Goiás a Paraná pasando por Brasilia, Mato Grosso, Mato Grosso do Sur, Minas Gerais, Bahia, Maranhão, Piauí y Tocantins, donde se encuentra la puerta de entrada del Parque, en el municipio de Palmas.
Además de extensas tierras de color naranja y altas dunas hay algunas cascadas y ríos donde refrescarse. Entre la vegetación, una planta que se usa en artesanía desde hace más de un siglo, el capim dourado.
11. ARRAIAL D’ AJUDA (BAHIA)
Otro de los rincones bahianos que muero de ganas de conocer. Arraial D’Ajuda es una villa vecina de Porto Seguro, una ciudad mayor famosa por sus fiestas de Carnaval y sus playas y que tiene aeropuerto propio. También está cerca de Trancoso, pero el estilo es un poco diferente.
Internacional y al mismo tiempo íntima, tiene una buena infraestructura que no rompen la paz de un entorno en el que además de las impresionantes playas destaca la mata atlántica. Se pueden hacer trilhas y todo tipo de actividades al aire libre. Además en Arraial D’Ajuda hay un Parque de atracciones acuático perfecto para familias con niños.
12. CHAPADA DOS VEADEIROS (GOIÁS)
He perdido la cuenta de cuantos amigos brasileños tienen una foto en este sitio. «Tem que ir, tem que ir, tem que ir»… me han dicho esto mil veces :) La Chapada dos Veadeiros está en el estado de Goiás, cerca de Brasilia. Es un área de más de 65.000 hectáreas considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se encuentra a 1.700 metros de altitud, en medio del Planalto Central do Brasil.
Repleta de cascadas, piscinas naturales, riachuelos y vegetación propia del cerrado brasileño, la Chapada dos Veadeiros atrae a miles de turistas, sobre todo del propio país, que llegan desde todos los estados atraídos por este espectáculo de la naturaleza.

13. ILHA DO MARAJÓ (PARÁ)
En la desembocadura del Amazonas, dentro del estado de Pará, se encuentra la mayor isla fluvial del mundo. La forman 12 municipios que tienen el privilegio de componer una parte casi intacta de la selva amazónica. Para llegar hasta allí hay que ir a la capital, Belem, y coger un catamarán o un barco con destino al pueblo más grande de la isla, Soure. Allí están no solo las mejores playas sino también los mejores alojamientos.
Cuando leí que casi en cualquier lugar te puedes encontrar un búfalo, incluso manadas, y que a veces los usan como taxi, se multiplicaron mis ganas de aventura. El misterio está en elegir bien la época del año. Durante los primeros seis meses llueve casi todos los días y los otros seis las temperaturas llegan a superar los 40 grados. El mes en el que hay más turistas en la zona es julio.
14. CAPITOLIO (MINAS GERAIS)
Tenía que haber un destino en Minas Gerais porque «quem conhece Minas Gerais não esquece jamás». Exactamente eso. Me enamoré de este estado después de conocer Ouro Preto y otras ciudades históricas. Está lleno de lugares encantadores. Capitolio es uno más de ellos. Conocido como el Mar de Minas, este municipio alberga muchos atractivos naturales como el Lago de Furnas, la mayor extensión de agua de la región. Es un lago artificial considerado uno de los mayores del mundo. Tiene cascadas impresionantes y se pueden practicar varios deportes náuticos.
A una hora de distancia se encuentra otro de los puntos que merece la pena descubrir en Brasil, la sierra de Canastra con una flora y una fauna deslumbrantes que no puedes dejar de visitar si estás cerca.
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