Hace unos días estuve en São Paulo. Fui a hacer una entrevista con Juanfran, ex del Atlético de Madrid. Antes de empezar hablamos y hablamos y hablamos. Mucho. Es como si los pocos españoles (de las generaciones actuales, digo) que estamos aquí necesitásemos saber qué nos ha traído a Brasil a cada uno. Y le conté mis motivos. A él y a uno de los asesores del club. Los suyos ya los sabemos: triunfar en el fútbol brasileño y devolver al São Paulo FC la grandeza que le corresponde.
Claro, no hay que generalizar y todo eso que se dice. En Brasil también hay quien pisa y en España quien ayuda. Pero llevado a la vida real y profesional es bastante así. Muchas veces en Brasil he sentido que la gente ha intentado ayudarme como buenamente podía.
En ocasiones me ha parecido como si cada uno pusiera un escalón para que yo los subiese y llegase al final, a tocar lo que me proponía. Jamás me ha pasado algo así en mi país. Es triste, pero es la realidad.
En Brasil está como interiorizado. Les sale solo. Que si alguien merece algo, hay que ayudarle de todas las formas posibles. Hay que ser justo. Y agradecido. Porque tus éxitos serán los suyos. Y eso es muy bonito. Muy bonito…
En definitiva, yo diría que dar una moral significa ayudar, apoyar, hacer un gesto de cariño o de confianza que sirva a otra persona para crecer, para afirmarse y superar sus objetivos.
